Disney nos hizo imbéciles 2.0


El ocho de diciembre del 2009, con veintiún años creo que tenía, sí, sí, veintiuno… qué tiempos aquellos, en fin, a lo que iba que yo soy de enrollarme mucho. Aquel (imagino) que frío día de diciembre publiqué mi primer artículo. El que sin yo saberlo sería uno de los más leídos y el que me dio la oportunidad de escribir mucho, lo que yo quisiera, quizás lo hacía regular tirando a mal, pero qué bien que me lo pasaba.
Recuerdo que estaba enfadada, mucho, un montón, enfadada nivel… ríete tú de la mala malísima de la Sirenita. Porque yo aquel día era todas las malas en una, era Úrsula, era Maléfica era todas, todas en una. Aún no sé como en un cuerpo tan pequeño entraba tanta maldad. Bueno, con los años os puedo decir con nombres y apellidos porque o mejor dicho con quién estaba tan enfadada... pero no soy mala gente.
Hoy, muchos años después… tantos como que la semana que viene hago treinta y dos, rescatamos aquel artículo y le damos un aire renovado con la garantía de que hemos comprobado que Disney nos entreno a conciencia para ser gilipollas, porque como dicen unas amigas ilustradoras… Disney nos hace imbéciles, es un hecho… no me tiréis de la lengua, que si no después me repito como el ajo.
¿Estás preparada para volver a desmontar esos sueños de princesas?
Venga, ves a por un buen vinito, una tabla de quesos y empezamos.

Antes de empezar hay que dejar claro una cosa, todas, absolutamente todas las chicas de mi edad (y de otras edades, incluso las niñas de ahora) hemos crecido y están creciendo con Disney. Esto no es algo que os esté descubriendo yo ahora, solo estoy constatando un hecho. Así que solo espero que os hayáis dado cuenta (en algún momento de lo que voy a escribir a continuación) Porque Disney nos habrá enseñado muchas cosas, pero la mayoría nos la ha enseñado mal, qué digo mal, fatal, como el ejem, prosigamos. 
¿Cuáles son las peores lecciones que nos ha dado Disney?


1. Que hay que hacer un drama de absolutamente todo.

Muchas recordamos, bueno en verdad yo lo he buscado, pero vosotros no hace falta porque os lo voy a recordar yo… A Bella (la que se enamoraba de un perro grande con mucho pelo, sabéis ¿no?) tirándose a la cama a llorar como si no hubiera un mañana, como una descosida… Pero no es la única porque la Sirenita (sí, la chica mitad normal, mitad pescado) se tiró encima de una roca a llorar también, como si le fuera la vida en ello. Yasmine, (la que se enamoró del ladrón... ese que su socio era un mono, que ahora lo piensas y dices… ¿qué fumaban los que escribían estos cuentos?) En fin, esa también se lanzó a la fuente de su castillo a llorar, qué bueno mira, así el agua caía… vale, no me hagáis caso que sea un chiste horrible, prosigamos. 


La Cenicienta (esa que después de una fiesta perdió un zapato… que escuchadme bien, yo no quiero decir nada, pero en la vida real si pierdes un zapato volviendo de fiesta es que te has bebido hasta el agua de los floreros, eh…) después de que sus hermanastras (que eran muy hijas de puta) le rompieran el vestido, también se ponía a llorar, hasta que después de volver a llenar el mar de Aral de agua, aparecía esa señora regordeta con gafas y lo que ella decía que era una varita mágica y se ponía hacer conjuros ahí en medio del jardín como si no hubiera un mañana, escúchame también… alguien en serio me puede decir que se fumaban los guionistas, digo para que empiecen a repartir ¿sabes? Qué yo también quiero tener esos viajes guapos. Bien, esto no es necesario, de verdad que no lo es. ¿Qué mensaje le estamos dando a las niñas? Que para conseguir algo te tienes que tirarte en plancha a lo que tengas cerca, un banco de madera, una piedra o literalmente al suelo a llorar mientras pataleas y esperas que venga esa señora gorda, con gafas que parece que se haya hecho un pastel de marihuana antes de salir a la calle.

No sé, llámame loca, pero no lo estoy viendo claro esto.

2. Te conozco hoy y nos casamos mañana.

En serio, es que no hay por dónde coger esto. A no ser que te hayas bebido todas las reservas mundiales de Whisky, Tequila y Absenta juntos. De verdad, prueba hacer esto en la vida real y os prometo que os encierran, os encierran de verdad y tu madre te deshereda. ¿Estamos locos? Cómo te vas a casar con alguien que ni conoces, además que todo el mundo sabe que no necesitas un papel para demostrarle a la otra persona que le quieres. Esto lo sabéis, ¿verdad?

3. Todo mejora con una canción.

No sé si todas las “princesas Disney” tienen algún complejo de cantante de ducha, no pudieron entrar al casting de Operación Triunfo o qué te digo yo, llegaron tarde el día de las audiciones. Pero… yo no voy por la calle cantando como una loca, ni siquiera cuando mi novio se fue con otra que tenía más tetas que yo me lo dijo con una canción. ¿Acaso vas a la panadería y le cantas a la panadera que quieres una barra de pan? No, no lo haces porque entonces lo que haría tu entorno a parte de desterrarte del edificio dónde vives, porque imagínate tener a una loca al lado que se pasa el día cantando como si no hubiera un mañana, es encerrarte también, como la loca de las canciones… 
Y después es que las letras no hay por dónde cogerlas.

Por ejemplo: Tal vez muy pronto ya, mi príncipe vendrá… ya jamás nos diremos adiós y seremos felices los dos. Es primavera ya y suena su canción.

¿Pero no era príncipe? ¿Por qué entonces tiene una canción del verano? No le debe de llegar el sueldo de príncipe y por eso es pluriempleado, no hay otra explicación posible.

4. Los animales del bosque te limpian la casa y las ratas son buenas costureras.


Debe de ser que vivo en plena ciudad y por eso no he conseguido que mi perro coja la fregona y la pase por el comedor, debe de ser eso. Tampoco he ido por la calle como una loca con el vestido, los hilos y las agujas en busca de un par de ratas para que terminen de coserlo. Quizás porque la policía si me ve por la calle, en vez de animarme a buscar a las ratas costureras (esas que salen en las películas) lo más seguro es que me lleve a la planta de psiquiatría del hospital más cercano. Que así no me extraña que las niñas quieran un ciervo como animal de compañía, no me extraña si le estamos dando el mensaje subliminal de que ellos serán los que se encarguen de limpiar su habitación, ¿qué no lo estamos viendo?

5. Lo de Blancanieves es un caso aparte.

Blancanieves podría salir en portada en cualquier columna de sucesos, de verdad lo digo. Lo que pasa es que el señor Disney, sí, ese que dicen que se metió en un congelador y lo tienen ahí entre los guisantes y las barritas de merluza, lo endulzó hasta sufrir una sobredosis de azúcar. Pero ¿tampoco lo estamos viendo? Que esa chica se metió en una casa con siete tíos a vivir, enanos sí, pero tíos, al fin y al cabo. Qué encima los colgados la miraban cuando dormía, decidme si eso no es de primero de psicópata, ¿lo veis ahora? Con esto, ¿qué mensaje le damos a los niños de hoy en día? 


Qué luego viene una señora que tiene entre los noventa años y la muerte, le da una
tarta de manzana y ella tan tranquila la coge, cantando también y se la come. Literal, os lo prometo que se come la tarta, literalmente. Qué claro, vete tú a saber la de setas alucinógenas que llevaría eso que termina muerta (porque tiene un tono de piel que eso de estar viva no es. Dicen que está dormida en un sueño profundo, pero ese tono es de estar criando malvas por lo menos) en medio del bosque rodeada de los siete enanos y ala, a esperar que venga un chico a que le bese. Yo no sé… me despierto, veo a un tío que intenta besarme y yo la ostia se la doy por precaución, porque como decía Eva, muchos lo llamarán manzana envenenada, pero en la vida real eso se llama Burundanga. Y luego con la resaca en todo lo alto que tienes y qué no te acuerdas de nada, te giras y ves a los siete enanos y lo primero que piensas es… menuda fiesta me metí anoche.

6. Necesitas a un príncipe que te rescate, ¡SIEMPRE!

Como si fueras gilipollas y no supieras hacer nada. Da igual que sea un perro enorme que te tiene secuestrada y terminas desarrollando un síndrome de Estocolmo incurable (porque no os engañéis, lo de la Bella & la Bestia es un secuestro y un posterior síndrome de Estocolmo en toda regla), ni que te bese mientras duermes... Que esto parece que en estas películas es un clásico, yo lo veo un abuso en mayúsculas, porque… ¿me has preguntado si quiero que me beses? ¿Te he dado permiso? No, no te he dicho absolutamente nada porque estaba (por norma general) muerta, bueno no, perdón, que Disney lo llama estar en un “sueño profundo” Luego nos pasa lo que nos pasa y con razón, pero ¡qué no puedes besar a nadie a lo loco! qué eso en mi pueblo a parte de ser un poco (bastante) abuso es necrofilia. ¿Tampoco lo estamos viendo? Qué la Bella durmiente, no estaba durmiendo... estaba en el otro barrio, como Blancanieves. 

7.     Si eres feo, seguro que eres el malo de la historia.

No os habíais dado cuenta, ¿verdad? No pasa nada, para eso he llegado yo aquí, para contaros estas historias para no dormir. Pero no me voy a enrollar mucho y solo pondré mis dos preferidas… que, si no vamos a hacer esto más largo que un día sin pan.

Úrsula (La Sirenita): Parece que es una señora en plena crisis de los cincuenta y que se carda el pelo mucho en un tono más bien tirando a plata, que es mitad normal, mitad pulpo (no sé si estáis viendo como yo el exceso de sustancias dopantes de los guionistas de estas películas o aún no) con claros problemas de sobrepeso. Hombre, pues guapa, guapa, lo que se dice guapa… esta señora no es y según la describen en la película ni siquiera es graciosa, simpática o buena gente.  

Maléfica (La Bella Durmiente): No os imaginéis a Angelina Jolie, yo cuando escribí esto me refería a la primera Maléfica. Esa señora tenía la piel de color verde, ¡verde! Y no un verde bonito... luego iba con un cuervo que dices, esta señora seguro que lo ha sacado de la película de Alfred Hitchcock, porque… ¿qué loca lleva un cuervo en el hombro por la vida? Sin olvidar que va maquillada como si fuera a un after a las seis de la mañana, que combinado con esos ojos amarillos… la ves y tienes ganas de llevarla a un centro de rehabilitación por lo menos.
No hay un malo malísimo que sea guapo, no lo hay.

Gastón, el de la Bella & la Bestia no cuenta porque parece que sea un culturista venido a menos y guapo, lo que se dice guapo… pues tampoco.

8. Si con el drama no funciona, escápate de casa…

No, no me he vuelto loca. Ariel (la chica mitad pez, mitad humana) después de hacer el momento drama en la roca y ver que no conseguiría lo que quería… se largo de casa... Bueno, de casa no, de su trozo de océano... con toda su cola (vale, era un mal chiste) Y según parece más o menos en el cuento, esa niña no tiene que tener más de dieciséis años, pero no es la única que se escapa… La cenicienta (esa chica a la que una vieja fumada le ayudó se fue encima de una calabaza y sospechosamente perdió un zapato de vuelta a casa tras la fiesta) también se largó por ahí. Y aquí no termina la cosa, porque no es la primera que se larga a la primera de cambio. Venga niñas, si no conseguís lo que queréis después del momento drama, podéis hacer una mochila e iros a tomar viento fresco, sin problema, con total confianza que seguro que hay siete enanos locos que os recogen por la calle y se os quedan mirando mientras duermes... todo muy normal. 

9. ¿Por qué ninguna princesa tiene madre?

Qué problema tenía el señor que recordemos está (supuestamente) congelado, con las madres, ¿algún trauma infantil? Blancanieves no tiene madre, Ariel tampoco, Yasmine tampoco, Pocahontas creo que tampoco y así puedo seguir un buen rato. Sospecho que es porque todos sabemos que tendrían que haber dibujado a una madre zapatilla en mano con alguno de esos gritos característicos de madre (no, no me refiero al "No me pises lo fregao" aunque también podría) porque la cosa no habría salido como nos lo contaron en esos cuentos. Y esto lo digo, porque si conocéis bien a vuestras madres, ninguno de los puntos de arriba habrían existido y lo sabéis tan bien como yo.

10. Y por último miente… si total, es amor verdadero.

Porque da lo mismo si te secuestró, te encerró en una torre, te mintió sobre quién era o te beso cuando estabas muerta. Es un “príncipe” y es amor verdadero. Tú ponte guapa, que la apariencia es importante y sal a la calle a que te mientan, surrealista, ¿verdad?
Pues es lo que nos han enseñado toda la vida.


Así que cuando alguien te diga que estás siendo un poco dramática, respira, sonríe y piensa que te educaron con Disney porque tus padres (ilusos seres humanos) pensaron que te estaban enseñando valores a través de esas películas.

Pero no os equivoquéis. Ni todo mejora con una canción, ni las ratas son buenas costureras, ni va a venir nadie a salvarte, ni los animales del bosque te limpian la casa, ni vas a conocer a un chico hoy y te vas a casar mañana. No va a pasar y créeme que te alegras de que esto no pase, hazme caso, te alegras, te alegras y te estás alegrando mucho de que eso gracias a Hulk no pase en la vida real.

Y ahora inconformistas del mundo yo os hago una pregunta, ¿realmente le pondréis estás películas a vuestras hijas? Si es que sí, espero que antes le expliquéis que esto es como el porno, ciencia ficción.
Valentina Roma.
Ig. @lacaputtxeta.